Estaba paseando por las orillas del Lago Superior, cuando decidí pasar la noche en una de sus playas. Estaba cansado de hacer autoestop y quería montar el campamento antes de que me sorprendiera la noche.
Ya cayendo en los brazos de morfeo sorprendí a un visitante inesperado que quería saber quien era yo y entro peligrosamente en mi campo energético; me dijo: sólo era curiosidad y me dio mal rollo y cambie de sitio el campamento. Cuando me disponía a dormir otra vez oí unos pasos en el exterior y pensé: vaya tengo vecinos voy a saludarlos y al salir el que fuera que estuviese allí salió corriendo como si hubiera visto un fantasma. Volví a cambiar el campamento de lugar.
martes, 24 de noviembre de 2009
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